Una nave extraterrestre queda varada encima de la ciudad de Johannesburgo. Después de estar parada durante meses, un equipo decide entrar y ver que se oculta. Allí encuentran a más de un millón de marcianos con graves síntomas de desnutrición. Cuando éstos son puestos en libertad comienzan a cometer supuestos actos vandálicos. Es entonces cuando deciden recluirlos en el distrito nueve: una zona, ahora convertida en gueto, donde viven las extrañas criaturas.
Pasé a la sala de cine sin demasiadas pretensiones, intentando que los prejuicios no nublasen la crítica que pensaba escribir al respecto de la última película del director de District 9, Neil Blomkamp. Matt Damon nunca me ha parecido un gran intérprete: salvo puntuales apariciones (El Talento de Mr, Ripley, El Soplón!, Infiltrados) me parece que no encaja en los papeles que le atribuyen. Esa cara de buen chico no pega con tramas de la CIA, artes marciales y muerte a sangre fría.
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