Cuando Gep Cambardella cumple 65 años se hace consciente de que lo mejor de su vida ha pasado y corre ya lejano. Se descubre a sí mismo convertido en un viejo. Desde que escribiera su primer y único libro, la vida que ha llevado en Roma ha estado protagonizada por las fiestas, el sexo y, en definitiva, una “espiral de mundanidad” que le ha llevado a horcajadas hasta el momento presente, en el que mira hacia atrás y se pregunta qué de todo aquello mereció la pena. Comienza entonces una búsqueda interna, una búsqueda del sentido. Se pregunta dónde está esa gran belleza que no encuentra desde hace mucho tiempo. ¿Será por eso que no ha vuelto a escribir?